miércoles, 13 de abril de 2011

Elas

Hasta el 24 de abril en la sala Maximo Ramos del Centro Cultural Torrente Ballester
Texto y fotografía por Alicia Seoane

La mujer ha sido representada a través del arte de tantas formas que podríamos hacer un estudio de la evolución de esta visión camaleónica.
En esta exposición titulada ellas, podemos ver retratos de mujeres pintadas por distintos pintores que han estado vinculados a Ferrol y a Galicia.
Desde un retrato de una mujer rural idealizada con la vestimenta típica de la época de los años 20 de Sotomayor, hasta un desnudo en una pose erótica y mas forzada de Segura Torrella del año 81.

Desde 1896, que es la fecha del retrato más antiguo hasta 1981(retrato más actual), los pintores han ido plasmando su visión de la mujer. Visiones que habrán cambiado a la vez que la mujer se ha ido transformando. Desde la mujer que cosía en la aldea, hasta la reina María Cristina, pasando por pequeñas mujeres que han sido representadas a través de sus complementos como son los abanicos.
Sin olvidarnos de una serigrafía de Luis Seoane titulada A conversa, donde el retrato de la mujer va mucho más allá del rasgo físico o estereotipado, sino que penetra en la realidad de la mayoría de las aldeas gallegas, donde las mujeres se sentaban simplemente a charlar.

Una exposición que presenta un pequeño recorrido a través de la  imagen de la mujer, coincidiendo con el mes de marzo, mes dedicado a las mujeres.
El objetivo de esta exposición es crear un diálogo entre un conjunto de artistas y  sus obras heterogéneas pero a la vez complementarias. Una mujer que se ha reinventado a través del tiempo, pasando de ser madre, heroína, reina o costurera, a través de la mirada de los artistas de distintos momentos históricos.







“Innocence”, de Helena Segura-Torrella


La muestra, que se puede ver en la Fundación Caixa Galicia de Ferrol hasta el próximo 22 de mayo, recoge dieciséis fotografías de gran formato que, según la autora, “está compuesta de instantes eternos” que suponen un regreso a la infancia a través de la imaginación, lo que nos permite ver de nuevo la realidad a través de los ojos de un niño”. Las instantáneas evocan la infancia y el universo imaginario de los cuentos infantiles, la inocencia a la que alude el título de esta muestra, a través del objetivo de la fotógrafa Helena Segura-Torrella.
Su visión interior adopta una retórica romántica que recuerda las ascensiones de la mente de tantas literatas del XIX que escribieron obsesivamente sobre el mundo de fantasía de la niñez. Sus cuidadas escenografías son morbosamente vívidas y dan sentido a los placeres de una enigmática niña que lo mismo puede bailar en el cielo sobre las estrellas que yacer enterrada bajo la hierba, y que mientras juega, se inventa puntos de fuga, caminos para pasar los muros y alcanzar al paraíso infantil que titila en el exterior, donde no hay lobos ni madrastras. El acercamiento de HS a la infancia dista mucho del que plasmó en imágenes Lewis Carroll, pues en el caso del escritor, fotógrafo y matemático británico, el medio hacía las veces de contacto físico con las niñas que eran su gran pasión. Para HS, la fotografía es un terreno virgen donde explorar e inventar al mismo tiempo –como lo sería el dominio literario–, pero también un instrumento útil para atrapar y recordar. La niña es un testigo privilegiado, la que ve, la que sabe y la que recuerda. El más encantador cuerpo de delito. El bosque ideado por HS es un risco de brezo encendido, un refugio para la imaginación donde hay comida y calor, al contrario que en los destinos estereotípicos de los cuentos de Hadas. El marco en el que vive la autora/niña simboliza, por tanto, una oportunidad para aprender a gobernar su destino, más allá de las casas desoladas, cajones, baúles, armarios y teteras, que representaban el autoentierro y silencio “femeninos”.
El bosque/jardín original de la infancia es un lugar oculto sin vigilancia ni privación, donde se experimenta el poder tremendo de la artista, pues cada movimiento de ménade se origina imperialmente en el máximo frenesí. La niña no ha de llevar una cesta de frutas a la casa de su abuelita, sino que se traviste ella misma en su ancestro, ataviada con sus ropas y tocada con el mismo peinado. En lugar de llevar una muñeca en su regazo, abraza una trucha muerta. La artista femenina –nos dice HS– ha de ser capaz de revivificarse. Como hechicera o como madre, debe evitar el silencio o la maldición de las brujas. Al subvertir el imaginario patriarcal, busca su individualidad inmersa en un teatro arbolado lleno de seres que bailan con zapatos rojos e iluminado con los símbolos de la imaginación.
La artista/niña no sufre en la oscuridad de la naturaleza, pues ésta es una casa encantada donde las sombras son amigas y el anhelo de infancia es alegre y jovial. En ese pasado infantil de casas de muñecas y escaleras como tíovivos, los objetos domésticos puede convertirse en brillantes juguetes para ser examinados, probados y mimados. El lugar del paraíso femenino está cosido con hilo de perla y su color ya no será más el blanco –el blanco fantasma–, ese color de la mujer victoriana que se apega a la infancia porque la edad adulta nunca fue un paraíso fiable. Será el rojo, el color de la autoafirmación. El color de los sueños.
 “Mi dedicación a la fotografía es por instinto. A los quince años cogí una cámara fotográfica y vi que esa era mi forma de expresión. Dibujaba y pintaba, cómo no iba a hacerlo teniendo a mi padre en casa, pero fue la cámara la que me atrapó”. Helena Segura-Torrella (Ferrol, 1969), hija de uno de los más afamados pintores ferrolanos de la historia, el recordado Ricardo Segura-Torrelle,  cuenta, a pesar de su juventud, con una dilatada trayectoria profesional a sus espaldas y con una excelente formación en el campo de la imagen, sobre la la cual asienta su experiencia creativa. Su participación en el espacio “Descubrimientos de Photoespaña” con otro ensayo fotográfico caracterizado por su originalidad y fantasía, titulado “A través del espejo”, le sirvió para darse a conocer a nivel nacional y para ser reconocida como una de las artistas emergentes de Galicia en el ámbito de la fotografía.
Helena Segura ganó también el premio “Isaac Díaz Pardo” de la Diputación de la Coruña con una fotografía titulada “Sopa de Caracol”, incluida en la exposición inaugurada hoy, y fue finalista de la “London Shots Young Photographer” en 2009.

domingo, 20 de febrero de 2011

Exlibris Gallaeciae. Dos libros de Galicia



Arquivo da Cidade da Cultura. Santiago de Compostela.
Ata ó 25 de Febreiro

Exposición de 83 obras, impresos e manuscritos, que constitúen a columna vertebral da cultura galega. Ten como comisarios a Xosé Ramón Barreiro Fernández, catedrático de Historia Contemporánea e ex presidente da Real Academia Galega e a Xosé Luis Axeitos, secretario desta.
Neste bautizo expositivo no edificio do Arquivo do Gaiás poderemos considerar diferentes obras como por exemplo o primeiro libro de imprenta que chegou a Galicia, Decretais Papae Maguncia IX, do taller de Meter Schoeffer, socio e sucesor de Gutenberg.
O primeiro libro que se imprimeu en Galicia, Breviarium Auriensis, realizado por impresores ambulantes en Ourense en 1485.
O documento en galego máis antigo, o Foro de Castro Caldelas (1228).
O libro en galego máis antigo, Proezas de Galicia (1810).
O foro do burgo de Castro Caldelas é o documento máis antigo escrito en galego que se coñece. A data establecida é do ano 1228, pero non se sabe se corresponde á redacción ou á súa tradución ao galego. Neste texto o rei Alfonso IX de León outorga aos cidadáns desta vila, os seus foros e regula o seu réxime.
O texto en galego do documento comeza así:
Eu don alfonso porla gratia de Deus Rey de Leon a vos omes... assy aos presentes como aos que an de víir.. "
Tradución ao castelán:
Eu don Alfonso pola graza de Dios Rey de León a vós homes... así aos presentes como aos que han de vir

A catedral de Mondoñedo por César Castro











A catedral de Mondoñedo, como é o caso da maioría das catedrais, foi construída ao longo de varios séculos e diferentes estilos. A primeira construción, de estilo románico, rematou a mediados do século XIII, concretamente foi consagrada en 1246. Anteriormente en 1112 a sede episcopal fora trasladada a Mondoñedo dende a antiga catedral de San Martín de Mondoñedo polos frecuentes ataques que chegaban por mar.
A construción nesta primeira fase continuou ao longo do século XIV. Actualmente consérvanse visibles dese período a porta principal e a ábside maior. Ademais a súa estrutura de tres naves e a planta de cruz latina correspóndense á súa orixe románica e gótica. Especial mención merecen as pinturas góticas da súa nave principal por ser das máis importantes de Galicia. Un exemplo é a escena da Degolación dos Inocentes. Na bóveda do cruceiro, tamén do gótico ao igual que a sancristía, hai escenas do Antigo Testamento, obra do mestre Terán.
Do século XVI son o deambulatorio e o cadeirado do coro que substituíu unha anterior da época medieval que estaba realizada en pedra. Configurando o deambulatorio, aparecen as distintas capelas, entre elas pódense destacar: a do Santo Sacramento, lugar da Virxe Inglesa; a capela de San Francisco de Asís; a da Concepción; a do Cristo da boa Morte, que conta cun retablo neoclásico; ou a capela do Ecce Homo. Do século XVII é o claustro de planta rectangular e con arcos de medio punto e columnas dóricas.
O retablo maior, de estilo rococó e obra do mestre Terán, está composto de dous corpos, no primeiro aparece a Asunción da Virxe e no segundo o misterio da Santa Trinidade. Os órganos, os que se poden escoitar nos oficios do templo, son de época medieval pero reconstruídos no XVIII.
O rosetón tamén é do gótico do século XIV e coas súas vidreiras de cores produce efectos luminosos no interior.
No século XVIII ampliouse a fachada e construíronse as tres torres actuais de estilo barroco nas que está unha imaxe da Asunción da Virxe e, máis arriba, unha imaxe de San Rosendo.
Por último mencionar o museo da catedral, dos máis importantes de Galicia e do que teremos oportunidade de publicar un artigo en próximos números da nosa revista.